El Pregón Pascual

Alégrese (chamamé)

Alégrese en el cielo
el coro de los ángeles,

que salten, canten, bailen

porque esta noche van a ver

una victoria grande

que van a tener que contar

cuando la acordeona ‘el cielo

comience a resonar.



Que goce también la tierra inundada de tanta luz

que brille con el resplandor
de nuestro rey Jesús
porque esta noche la oscuridad
del mundo entero
hay que alumbrar.


Alégrese también
nuestra santa madre la Iglesia
y que se ponga linda
porque esta noche va a brillar
y que hasta las paredes
de este templo del Señor
se escuchen junto a las voces
de todo el Pueblo de Dios.


Esta es la noche (chacarera)

Esta es la noche que de Egipto
sacaste a los hijos de Israel
y los llevaste a su tierra
cruzando el mar Rojo de a pie.

Esta es la noche en que el mal
con el pecado se esfumó,
con el resplandor del fuego
la tiniebla se disipó.

Esta es la noche en que a todos
los que creen en Cristo
esparcidos por el mundo entero
los llama el Señor.

Liberados de los vicios
y de las tinieblas del error
hoy nos vuelve a la gracia
y nos une a todos los santos.

Esta es la noche en que Cristo
rompió los lazos de la muerte
y de la tumba vacía
saló airoso nuestro rey.

Pa’ qué nos habría servido
haber nacido alguna vez
si no hubiese redimido
Cristo el corazón doblez.

De en serio fue necesario
aquel pecado de Adán
que fue limpiado por Cristo
al sufrir, morir y resucitar.

¡Qué grande es la bondad
que nos ha tenido el Tata Dios!
Pa’ rescatar al esclavo
entregó a su Hijo por amor.


¡Feliz culpa! (vidala)

Feliz la culpa

que nos mereció

tan noble y tan gran Redentor.


La santidad de esta noche (vidala)

Por eso la santidad de esta noche
aleja toda maldad, las culpas va a lavar.
Devuelve la inocencia a los caídos
y la alegría a los afligidos.

Disipa los odios, trae la concordia,
rompe toda soberbia y nos da la paz.


Noche feliz
(carnavalito)

Sabemos ya que esta vela encendida por las brasas
anuncia la gloria de Dios y aunque ella siempre da luz
no tiene menos claridad.

Porque ella quema la cera que se derrite al alumbrar
y con su mano natural la madre abeja en el panal
hizo crecer esta antorcha.

Noche feliz en la que el cielo
a la tierra se unió,
lo divino con lo humano
se dan la mano para cantar.

Por eso te pedimos Dios que esta vela consagrada a vos
pa’ destruir esta oscuridad arda pa’ siempre en tu altar
y se asocie con el Astro celestial.

Y que el Lucero matinal la encuentre ardiendo al aclarar
aquel Lucero sin igual, que murió y resucitó
pa’ nunca más volverse a apagar.

Jesucristo, el Señor
sereno relució
Pa’ toda la humanidad

viviendo y reinando siempre. Amén.

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